Tomiko Itooka, la japonesa que ostentaba el título de la persona más longeva del mundo, falleció a los 116 años en la ciudad de Ashiya, Japón. Itooka, que tenía cuatro hijos y cinco nietos, murió el pasado 29 de diciembre en una residencia de ancianos en la que vivía desde 2019, situada en el sur de Japón.
Nacida en Osaka en 1908, Itooka fue testigo de más de un siglo de historia viviendo guerras, pandemias y revoluciones tecnológicas. En su juventud, fue jugadora de volleyball y, en sus últimos años, disfrutaba de pequeños placeres como los bananos y el Calpis, una bebida láctea típica de Japón.
Itooka fue reconocida como la persona más longeva del mundo por la organización del Guinness World Records, quienes la visitaron en septiembre de 2024 para entregarle su certificado oficial, tras la muerte en agosto del mismo año de la española María Branyas Morera a los 117 años.
Japón, conocido por su alta longevidad, enfrenta una crisis demográfica con más de 95.000 centenarios, el 88% de ellos mujeres, en una población que envejece rápidamente.
“Itooka nos dio valor, esperanza y una larga vida”, expresó Ryosuke Takashima, alcalde de Ashiya, quien destacó el legado de esta increíble mujer.